viernes, 24 de octubre de 2008

CODIGOS ESTÉTICOS


VANGUARDIAS

En la actualidad hablar de vanguardias artísticas resulta obsoleto ya que no hay movimientos artísticos consolidados, tampoco existe una estética en común, es decir, no se registra símbolo ni signo frecuente en el arte contemporáneo, debido a que vivimos en un contexto en donde todo puede ser arte y en la mayoría de los casos importa aún más el discurso que sustenta la obra.

Las teorías estructuralistas ms importantes como la Foucault y Baudrillard sostienen que el universo se encuentra en un transe de intertextualidad, pues, el arte refleja su esencia en explicaciones infinitas e interpretaciones diversas que le dan peso artístico.


La complejidad es otro de los factores importantes en el arte contemporáneo, se alimenta de muchas cosas para su creación, no sólo el arte mismo.

La desacralización de los museos es el resultado de la crisis artística pues el ideal de trascendencia dentro del mundo de las artes se ha ido deteriorando en los pensamientos del virtuoso. Ahora el artista se convierte en investigador y personaje culto, autor de la elaboración un discurso que establezca una interacción directo entre el producto y la intención del artista.



Articulo interesante

La jornada

La vanguardia en el arte mexicano

HÉCTOR CONTRERAS

La palabra vanguardia hace referencia a lo que va adelante. Sin embargo, en la historia del arte es común emplear el término Vanguardia, para designar a los movimientos artísticos surgidos a principios del siglo 20, especialmente a los que se originaron en el período entre guerras. La principal contribución de las vanguardias, de acuerdo a una interpretación histórico filosófica, es haber abierto una brecha para denunciar y combatir la sociedad corrupta y las fallas del modelo ideológico de la modernidad, fundamentando su quehacer artístico en el rechazo explícito a las aberraciones cometidas en las guerras mundiales; demostrando así, que el arte puede ser otra herramienta de la lucha por la transformación, tanto en el arte como en lo social.
Las vanguardias artísticas marcaron los caminos del arte moderno, y afectaron la producción artística de nuestro país, en un contexto en el que la innovación y la originalidad eran la consigna de la creación artística.

Al mismo tiempo que en Europa estallaban las vanguardias, en México el movimiento muralista estaba en pleno proceso de consolidación, mediante la integración de los ideales revolucionarios con el arte popular, el retablo, los mitos precolombinos, las leyendas y la vida cotidiana en los paisajes rurales y citadinos de los años que siguieron a la Revolución. A pesar de su marcado nacionalismo los artistas mexicanos de esa época, al igual que algunos hasta la fecha, suelen estudiar en el extranjero, o por lo menos, realizar viajes que los ponen en contacto con las propuestas de otros países y si bien no podemos hablar de murales cubistas o futuristas, sí encontramos influencias del arte europeo en las obras de nuestros artistas. En la obra de caballete de Diego Rivera, es posible advertir una leve influencia de las enseñanzas obtenidas en el barrio parisino de Montparnase. Por otra parte, no podemos ignorar los excelentes cuadros de clara urdimbre cubista que realizó como parte del proceso de formación que lo llevaría a la cumbre. Al igual que Rivera, los demás exponentes de la Escuela Mexicana de Pintura, muestran en sus obras en mayor o menor grado, características que identifican algunos de los distintos discursos visuales propuestos por las vanguardias. Pese a las influencias, cabe destacar que dentro de los estatutos de los pintores muralistas, los elementos formales y temáticos extranjeros eran sinónimo de falta de nacionalismo, por lo que para mediados del siglo pasado el argumento principal de su discurso, y la política cultural imperante, era la de unificarse bajo la bandera de la Escuela Mexicana de Pintura, lo cual se reflejaba en sus obras de una clara tendencia vernácula, así como un rechazo hacia todo lo exterior.

El acelerado proceso de urbanización, el desarrollo industrial, y el cambio demográfico de población rural a urbana, prioriza el trabajo de las ciudades sobre el campo, sobre todo en un país con un marcado centralismo, como el nuestro; la necesidad creciente de nuevos modelos de expresión plástica no es satisfecha por el muralismo, que reduce considerablemente su impacto y su poder contestatario al mantenerse dentro de una inercia no evolutiva, la rigidez en sus expresiones y la repetición de temas, deviene en estancamiento y monotonía.

La ruptura comienza a gestarse retomando la esencia y los hallazgos de las vanguardias europeas. En este proceso, fue decisiva la presencia de Rufino Tamayo y de Carlos Mérida, quienes plantearon desde el principio una posición individual con respecto a los valores estéticos de lo mexicano difundidos por el muralismo. La divergencia, no sólo suponía la búsqueda de valores estéticos diferentes, sino la apertura a las corrientes internacionales contenidas en las vanguardias, como el surrealismo, evidente en la pintura de Remedios Varo, o el geometrismo abstracto del propio Mérida.


Pintores como Frida Kahlo o María Izquierdo adoptaron también una postura individualista, que no por ello dejaba de atender a su búsqueda de lo mexicano, con tintes entre surrealistas y naifs retomaron elementos de la vida y la plástica populares, y los integraron al mundo interior del artista. La abstracción que propusiera Kandinsky, es retomada por Pedro Coronel y Gunter Gerzo, en un nuevo y enriquecido contexto. La importancia de Rufino Tamayo es trascendental, la manera de apropiarse de las enseñanzas de las vanguardias es única, podríamos citar reminiscencias de Paul Klee en su obra, sin embargo el manejo de las formas de las que aprende, dan un giro interesante al catalizarse de acuerdo a su particular visión plástica, que simultáneamente acopla a su interpretación temática de lo mexicano. La postura del pintor oaxaqueño se resume en la frase: Se puede mirar hacia el extranjero, pero con los pies bien plantados en México. Por otra parte, las vanguardias permearon el arte mexicano, debido a la labor directa de algunos autores importantes que visitaron o emigraron en nuestro país. André Breton denominó nuestra patria como un lugar surrealista.

A más siglo de las vanguardias podemos decir, que sus contenidos no se han agotado aún, su búsqueda de nuevas formas no ha perdido vigencia, los hallazgos obtenidos en su quehacer siguen siendo aportes valiosos para todo aquel que se inicia en la profesión artística.

1 comentario:

Alfredo Flores dijo...

El trabajo no era así. Si no asisten a clase no saben de que se trata la tarea